El sudor. Palabra incómoda cada vez que se nombra, sobre todo para una persona que padece ANOSMIA. Pero, ¿qué es en realidad el sudor?
El sudor no es más que la secreción de restos de pequeñas sustancias que circulan por nuestra sangre: agua en casi su totalidad, un 99%, con pequeñas cantidades de minerales (sodio, potasio, calcio y magnesio), ácido láctico y urea. Este se expulsa a través de las llamadas glándulas sudoríparas motivado por un aumento de temperatura en el interior de nuestro cuerpo. La superficie cutánea se impregna de sudor, éste se evapora y la evaporación produce frío con lo que a grandes rasgos, viene a ser una especie de regulador térmico.
Un adulto puede expulsar alrededor de medio litro de sudor por hora. En condiciones de esfuerzo intenso y altas temperaturas, se pueden expulsar hasta 3 litros en una hora, con lo que habrá que tener mucho cuidado con las deshidrataciones. También se pierden sales que puede ser necesario reponer.
¿Qué puede provocarlo?
Una temperatura ambiente alta, ejercicio físico intenso, el exceso de peso corporal, la ingesta de bebidas alcohólicas o incluso comer alimento picantes, pueden liberar la sudoración. También puede ser causado por una respuesta física a la estimulación como son el alto nivel de estrés o el miedo.
¿El sudor huele?
El sudor recién producido es inodoro salvo que el individuo esté excretando alguna sustancia olorosa. Es típico el olor del sudor producido por ingesta de espárragos, ajo o curri, por ejemplo. Algunas medicinas también desprenden un olor reconocible.
Sobre este sudor actúan bacterias de distinto tipo que modifican el olor. La mayoría de los casos de bromhidrosis (mal olor de sudor) son por problemas bacterianos.
¿Cómo prevenirlo?
El sudor resulta ser inevitable, pero como ya advertimos en el artículo anterior, podemos disminuir su intensidad llevando a cabo unas sencillas pautas:
- Realizar comidas limpias en grasas, procurando evitar los alimentos en exceso picantes.
- Intentar evitar el excesivo consumo tanto de alcohol como de cafeína.
- Procurar eludir momentos puntuales de tensión donde el ritmo cardíaco se acelera.
- Tratar de vestir con ropa adecuada para cada situación.
En definitiva. Debido a que el sudor nos va a acompañar de manera ineludible, debemos aprender a convivir con él. Lo ideal sería no obsesionarnos con ello y tratar de llevarlo con total soltura, sin agobios. Yo lo voy a intentar… ¿y tú? ¿Te atreves a intentarlo?